Llegué a Beijing con una maleta tan grande como yo y sin muchas ideas preconcebidas de la ciudad. Era septiembre y hacía tanto calor como en un agosto andaluz. El primer mes fue una contrarreloj adaptativa. Registrarme, hacerme el visado, la revisión médica para verificar tu estado de salud, encontrar una habitación, las clases… Mirando hacia atrás todo parece una locura, pero no estás solo. Rápidamente conocí a gente de todos los paises y entre nosotros nos ayudamos. Aunque parezca una broma pesada, la burocracia en China es más complicada que en España, así que la ayuda es imprescindible.
En Beiwai (北京外国语大学) las clases son muy estimulantes. El sistema de aprendizaje es muy eficiente y los maestros son excelentes. Rodeando el campus hay una gran oferta gastronómica, no os asustéis si cogéis unos kilitos de más. ¡Todo es delicioso! Os recomiendo pasaros al menos un año en China; Realmente es ahora, siete meses más tarde, cuando me doy cuenta de lo mucho que se aprende, casi sin darse uno cuenta. Es genial poder entender chino y comunicarte (o chapurrear) en chino. Espero que pasado el año entero pueda mantener una conversación entera sin pedir ni una sola vez que me repitan lo dicho.
Tambien es interesante la oferta laboral de Beijing. Hay muchas oportunidades laborales, Ahora mismo estoy trabajando de profesora y estoy muy contenta. También es interesante construirte tu red de contactos (关系), lo que permite planterte el futuro de una manera más optimista. Si os gusta el chino mandarín y no tenéis nada pensado para el próximo curso, Beijing no es para nada una mala opción....
María (en el centro) con sus amigos internacionales: Empezando por la derecha está Adam de Alemania, Dian Dian de China, Lina de Colombia, yo (María de España), Saddam de Argelia, Carlos de Colombia y Dahee de Corea del Sur.